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Fran

Llegué a la consulta harto de traumatólogos que sólo recetaban antiinflamatorios para mis lumbalgias y ataques de ciática recurrentes, que me impedían practicar mi deporte favorito: el ciclismo. No podía ascender ni una colina sin tenerme que parar por el dolor de espalda. Me decidí a venir cuando supe que la quiropráctica no era una paraciencia sino una disciplina seria.

Después de unos meses de tratamiento, aquí me tenéis, en la cima del mítico Tourmalet. Un bonito sueño cumplido. Ahora las lumbalgias no pasan de ligeras molestias cuando hago muchos excesos. No es magia, es conocimiento ¡Gracias Christian!